Me doy cuenta de que uno de los mayores problemas a la hora de hablar de crecimiento personal es que, ya de por sí, ni siquiera, partimos de algo tan básico como conocernos a unos mismos.
Ante la pregunta: ¿Cuáles son tus talentos o dones?, prácticamente nadie sabe responder.
Resulta increíble cómo algo tan necesario, tan obvio cuando uno es un bebé y sus padres lo observan y ven en qué destaca y en qué no, de pronto se nos anula cuando nos “domestican” en este sistema educacional, donde se nos enseña a obedecer, y a no pensar. Al final pensamos que tenemos criterios propios pero si indagamos un poco más podemos darnos cuenta de que la mayoría de datos y de información, de creencias, de pensamientos que tenemos son inculcados, aunque tengamos la falsa ilusión de que nosotros solitos los hemos creado y decidido que estuvieran ahí, pero no es así. Desde pequeños van moldeándonos, para que seamos esto o aquello. Nos dicen ya lo que está bien y lo que está mal. Todo bajo el criterio de alguien que ha decidido que ser como eres no es lo correcto, ser libre no es correcto, has de ser como “se tiene que ser” para ser normal y no salirte del sistema.
Al final naces en un entorno determinado, vienes con una personalidad, unos atributos y unos talentos o dones naturales, que conforme va pasando el tiempo se van disipando entre los “deberías ser así, no deberías hacer esto o aquello”… al final cuando llegas a adulto y alguien te pregunta qué es lo que te gusta de verdad o qué haces genial, cuáles son esos dones naturales y cuál es la huella que dejas, o en qué contribuyes tú a los demás, y entonces nos quedamos en blanco, vacíos, sin respuesta… no nos han programado para auto-conocernos.
Nos han metido datos, números, letras, información, pero ni educación emocional ni financiera ni nada de nada que haga que uno pueda ser y pensar y ganarse la vida por uno mismo.
En realidad, es lo que siempre se oye por ahí pero nadie hace caso… es aquello de no se trata de aprender, sino de desaprender… hay que resetear nuestro disco duro, volver a los inicios, para tratar de averiguar quién eres en realidad, qué quieres realmente (no lo que te han dicho que has de querer o pretender en la vida), ¿cuál es tu PARA QUÉ?, ¿Qué hace que te lata el corazón bien fuerte, que te salgan llamas en los ojos de PASIÓN?. La pregunta no es qué se te da bien o qué se te da mal… es
¿con qué te ENTUSIASMAS?. ¿Qué te vuelve LOC@?
Por eso, lleva su tiempo descubrir tu propósito de vida, tu PARA QUÉ, no tu por qué,… sino el para qué te levantas realmente cada mañana. Qué hace que tu vida tenga todo el sentido del mundo y qué te motiva a ser cada día mejor persona. Cuáles son tus motivaciones, que hacen que notes la llama interior?
Es en el momento en el que te das cuenta de qué te entusiasma, qué no podrías NO HACER… en la vida cuando te pones en marcha y cada día te levantas queriendo tener más horas para poder alcanzar eso que tienes en mente.
No se trata de querer todo YA, ahora, o bueno, mejor dicho, sí que se trata de querer todo YA, pero siendo consciente de que algunas cosas toman su tiempo, y hay que saborear este tiempo y este camino de autocrecimiento porque es un premio y una recompensa en sí el saber que estás haciendo todo esto por tí mismo, y no hay mayor forma de amor en el mundo que comenzar por el amor propio. No podemos dar nada que no tengamos, mientras más amor tengamos hacia nosotros mismos más amor podremos dar a los demás… amor del real, no del apegado, ni del celoso, ni del te amo si a cambio tú… no, no… hablo de amor sincero, incondicional y eso sólo puede surgir cuando lo sentimos en primer lugar desde dentro de nosotros.
Y ahora la eterna pregunta…
¿y por dónde empiezo? ¿cómo puedo saber qué me gusta y qué no me gusta, cómo puedo saber mi para qué?
Desaprendiendo todo lo que hasta ahora das por válido sobre tí mismo. Teniendo en cuenta que la vida la ves a través de unas gafas que han sido puestas sobre tus ojos para que veas la realidad tal y como te la dibujan y no tal y como es para tí. Cada uno tiene una forma de ver las cosas de manera distinta, pero al final tratan de hacer que pensemos que somos iguales todos, que deberíamos ver lo mismo, creer lo mismo, sentir lo mismo.. al final se trata de una forma de control como otra cualquiera y al final el propio ser humano se lo cree y lo da por válido y no se cuestiona que no tiene que ser así como le han dicho, que puede haber un camino B, que puede ser libre en lo que siente y cree.
Hay que empezar por averiguar qué era lo que nos hacía diferentes cuando éramos bebés, cuando éramos muy pequeños, qué se nos daba realmente bien. Después indagar qué nos gustaba o qué se nos daba bien cuando fuimos creciendo. Porque una cosa son los dones naturales con los que nacemos y luego están los talentos adquiridos. Personalmente, para mí Don y Talento es distinto. El talento sí que puede forjarse a base de práctica y constancia.
Puedes llegar a ser Experto en cualquier área pero ser experto no te hace ser APASIONADO.
¿En qué momentos dejas soñar a tu mente?… ¿En qué temas te salen llamas en los ojos, en qué momento te cambia el tono de la voz cuando hablas sobre algo que te entusiasma… en qué momento no piensas en otra cosa ni hay lugar para pensamientos cruzados o creencias de ningún tipo porque estás tan metido en lo que haces que se para el mundo?!.
Es ahí, cuando se PARA TU MUNDO y se abre una brecha espacio-temporal cuando sabes que estás disfrutando como un loco!. Cuando no hay lugar para los problemas ni las preocupaciones porque estás AHÍ, en ese MOMENTO, en ese AHORA solo para tí, disfrutando y saboreando cada instante sin ser consciente de ello.
Es cuando eres FELIZ de verdad, porque naciste para ello!
Es en aquello en que la persona que te mira te ve los ojos y sabe que estás en MODO PASIÓN! Ve esas llamas… esa alegría… esa vitalidad al hablar o al expresarte o al hacer lo que sea que estés haciendo. Emites una vibración poderosa de la que todo el mundo puede contagiarse, estás lo que se dice DE SUBIDÓN!.
Ese es tu don natural, tu esencia, eso eres tú libre de capas y de gafas impuestas por otros y auto-impuestas para “encajar”.
Seguiremos hablando más detenidamente sobre este tema, porque da para varios artículos y no quiero extenderme más en este para comenzar, pero sí que me gustaría haber logrado que al menos, hayas cuestionado, en cierta forma, todo aquello que te hace “vibrar”.
Un abrazo enorme,
Ana Aparichi